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Conductores de transporte público se congregaron en las calles de Chilpancingo, Guerrero con motivo de la creciente ola de violencia que azota a la ciudad, al cobrar la vida de 20 de sus colegas desde julio pasado.
El lunes pasado, la situación alcanzó un punto crítico cuando seis conductores fueron víctimas de ataques brutales, a uno de ellos incluso le quemaron el auto mientras estaba en su propio taxi. Este incidente generó un profundo temor entre los conductores, con más de mil 600 de ellos al dejar de circular por las calles de la ciudad.
Ante esta crisis, las escuelas suspendieron clases y los comercios redujeron sus horarios, al sumir a la ciudad en un estado de tensión constante. Los trabajadores del transporte se sienten atrapados en medio de una lucha entre facciones criminales, mientras denuncian la complicidad de algunos líderes del sector con el crimen organizado.
Con salarios bajos y una sensación de inseguridad creciente, los choferes decidieron alzar la voz y exigir medidas concretas para proteger sus vidas y sus medios de sustento.
Acompañados por sus familias y otros ciudadanos solidarios, marcharon hasta el palacio de gobierno en busca de respuestas.
Aunque las autoridades prometieron tomar medidas, la incertidumbre persiste en la ciudad mientras los conductores aguardan acciones concretas que restauren la paz y la confianza en Chilpancingo.
Con información de Proceso.
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